Entre el 2 y el 4 de noviembre, la reliquia de San Carlo Acutis peregrinó por la Diócesis de Rancagua, reuniendo a cientos de fieles, especialmente jóvenes, en momentos de profunda oración y adoración al Santísimo. Los párrocos destacaron que el legado del beato invita a redescubrir el valor de la Eucaristía.
Un signo de fe y esperanza recorrió la Diócesis de Rancagua entre el 2 y el 4 de noviembre, con la visita de la reliquia de primer orden de San Carlo Acutis, el joven beato conocido como “el ciber apóstol de la Eucaristía”. Su paso por Santa Cruz y Peralillo despertó gran devoción y alegría entre los fieles.
El padre Richard Knuckey, párroco de Santa Cruz, relató que la llegada de la reliquia fue casi providencial. “Un vecino me comentó que tenía contacto con los franciscanos de Santiago que custodian la reliquia. En pocos días organizamos su visita, y aunque casi no lo anunciamos, el templo se llenó por completo”, señaló. Durante la jornada, los asistentes recibieron la bendición con la reliquia, en un ambiente de oración y emoción compartida.
El lunes 3, la reliquia permaneció en la parroquia, siendo venerada en las misas del mediodía y la tarde. Al día siguiente, el padre René Gaete, párroco de Peralillo y capellán del Instituto Federico Errázuriz (IRFE), la llevó al colegio acompañado por una procesión con banda escolar. Más de mil estudiantes participaron en la adoración al Santísimo, manifestando su fe con profunda sencillez.
Esa misma tarde, la reliquia llegó a Peralillo, donde numerosos fieles esperaban desde temprano para venerarla. La misa de las 19 horas reunió a un templo repleto, especialmente de niños y jóvenes, signo de la cercanía de Carlo Acutis con las nuevas generaciones. Tras la eucaristía, las hermanas Siervas del Espíritu Santo guiaron una noche de adoración hasta las seis de la mañana.
Finalmente, el miércoles, la reliquia fue devuelta a los franciscanos en Santiago, luego de una emotiva procesión por la plaza de Santa Cruz. Su paso dejó en la comunidad un mensaje claro: la santidad es posible también en la vida cotidiana y digital.
Para el padre Knuckey, lo más valioso fue que “la gente valoró la Eucaristía, el centro del mensaje de Carlo Acutis. Él sigue cumpliendo su misión: llevarnos al encuentro con Jesús”. La reliquia fue devuelta a Santiago tras una procesión por la plaza de Santa Cruz, dejando tras de sí un testimonio vivo de fe y esperanza.


