Monseñor Guillermo Vera presidió la misa de bienvenida, animando a los fieles a acoger con cariño a las nuevas consagradas que residirán en la capilla del Sagrado Corazón de Jesús.
Con una emotiva misa celebrada el pasado jueves 3 de julio, la Parroquia San Francisco Javier de Peralillo vivió un hito espiritual: la llegada de la comunidad religiosa del Instituto Misioneras Siervas del Divino Espíritu, congregación con fuerte acento misionero. Las hermanas se suman a la labor pastoral de esta parroquia en la diócesis de Rancagua, justo en el contexto del año centenario diocesano.
La ceremonia comenzó en el frontis de la capilla del Sagrado Corazón de Jesús, donde el párroco padre René Gaete presentó oficialmente a la superiora general, hermana María Consuelo Monsalve, a la hermana Ana Marisol Pule, quien será la encargada de la casa, y a las demás religiosas, que integrarán esta nueva comunidad.
Tomaron la palabra también el director de Desarrollo Comunitario de la Municipalidad de Peralillo, Héctor Lorca, y una agente pastoral local, en representación de los fieles. Todos coincidieron en el gozo que implica recibir esta presencia femenina consagrada, comprometida con los más necesitados.
La misa fue presidida por monseñor Guillermo Vera Soto, obispo de Rancagua, y concelebrada por los padres René Gaete y Juan Pablo Álvarez, párroco de Nancagua. Durante el ofertorio, las 23 comunidades que conforman la parroquia ofrecieron signos y regalos significativos para las hermanas, como expresión de acogida y fraternidad. Fue un gesto sencillo, pero profundamente eclesial y lleno de amor.
Tras la comunión, la hermana María Consuelo Monsalve tomó la palabra y agradeció a todos por el cálido recibimiento. El momento culminante fue la firma del acta de apertura oficial de la nueva comunidad, seguida de su consagración al Corazón de Jesús, titular de la capilla donde vivirán las religiosas.
La jornada concluyó con un fraterno compartir en el salón de la capilla, donde participaron las comunidades y autoridades locales, entre ellas el alcalde de Peralillo, Claudio Cumsille Chomalí.
Bienvenida de la comunidad
El Obispo de la Diócesis de Rancagua. Monseñor Guillermo Vera comentó que es una bendición contar con mujeres jóvenes consagradas que animen en la fe: “Les invito a acogerlas con cariño, que las hagan sentir en casa, parte de esta Iglesia del centenario”.
Por su parte el párroco de Peralillo, padre René Gaete, también compartió su gratitud: “Es una alegría muy grande. Las esperábamos con mucha oración. Su presencia es un signo concreto de la sinodalidad, que tanto nos recordó el Papa Francisco”.
Desde la comunidad religiosa, la hermana Ana Marisol Pule, encargada de la casa, se manifestó: “Muy contenta en esta nueva experiencia. Con la ayuda de Dios y María Santísima esperamos realizar lo que Él quiera para esta comunidad”. Y destacó que su carisma se centra en dar a conocer la persona y acción del Espíritu Santo, especialmente, donde hay mayor necesidad pastoral.
Con esperanza y gratitud, la comunidad de Peralillo celebra la llegada de estas hermanas como un regalo del Espíritu Santo para la Iglesia local. Su presencia fortalece el rostro femenino, consagrado y misionero de una diócesis que camina unida en su centenario.