Durante la celebración de la Misa Crismal, realizada en la Catedral de Rancagua, este pasado miércoles 6 de abril.
Gran cantidad de fieles participó este pasado miércoles 6 de abril en la Misa Crismal, que se realizó en el templo Catedral y que fue presidida por el Obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto. En esta tradicional misa los sacerdotes de la Iglesia diocesana se reunieron con el obispo, diáconos, seminaristas y feligreses para renovar las promesas de su vida sacerdotal y, al mismo tiempo, se consagraron los santos óleos que se utilizan durante el año para los diferentes sacramentos: bautismo, confirmación, y la santa unción de los enfermos.
Durante su homilía, el obispo se dirigió al clero diciendo: “nosotros formamos parte de este presbiterio de la Santa Cruz de Rancagua y estamos llamados a trabajar, en comunión unos con otros, para que el Reino de Dios crezca en medio nuestro, por lo tanto, no olvidemos el consejo del apóstol Pablo y no nos cansemos de hacer el bien (…) Hoy más que nunca la comunidad cristiana necesita el ejemplo de nuestra unidad”. Además, pidió a los fieles que oren y acompañen a los sacerdotes en su labor; y que también recen por él para que cumpla con fidelidad la misión que le ha sido encomendada.
En la oportunidad, el obispo diocesano presentó a la comunidad reunida en la Catedral a sus colaboradores más cercanos: Consejo de Gobierno y encargados de pastorales. Y, finalmente, en un gesto que sorprendió a muchos, pidió a los sacerdotes que tenían a sus madres presentes en la misa, que subieran con ellas al presbiterio, donde las bendijo y agradeció el apoyo que han dado a sus hijos.