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El Vaticano entrega orientaciones para la fase de implementación del Sínodo: una Iglesia que camina unida.

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La Secretaría General del Sínodo publicó el documento “Pistas para la fase de implementación”, que invita a las Iglesias locales a integrar el estilo sinodal en su vida cotidiana, promoviendo la escucha, la participación y la comunión en todos los niveles.

El pasado domingo 7 de julio, la Secretaría General del Sínodo publicó el documento “Pistas para la fase de implementación del Sínodo”, una guía pastoral para las Iglesias locales del mundo que continúa el proceso sinodal iniciado por el Papa Francisco en 2021 y ahora confirmado con vigor por el Papa León XIV. Este nuevo hito busca ofrecer un marco común para que las comunidades eclesiales caminen unidas, con la mirada puesta en una Iglesia cada vez más sinodal, corresponsable y abierta a todos.

El texto —de unas 60 páginas organizadas en cuatro capítulos— fue aprobado por el XVI Consejo Ordinario del Sínodo reunido en Roma, y se sitúa en la senda del diálogo, la escucha activa y la participación del Pueblo de Dios. Tal como expresó el Papa León XIV en su reciente encuentro con los miembros del Consejo, “la sinodalidad no es una estrategia, sino una forma de ser Iglesia, una actitud que nos transforma en comunidad viva del Evangelio”.

Nuevos grupos de estudio: Liturgia y estructuras eclesiales

Uno de los anuncios más relevantes contenidos en el documento es la creación de dos nuevos Grupos de Estudio, añadidos por el Papa León XIV a los ya constituidos por Francisco. Uno de ellos se centrará en La liturgia en perspectiva sinodal y el otro en El estatuto de las Conferencias Episcopales, las Asambleas Eclesiales y los Consejos Particulares. Estos grupos abordarán cuestiones clave desde una mirada teológica, canónica y pastoral, aportando propuestas que serán presentadas al Santo Padre y que enriquecerán la Asamblea Eclesial prevista para octubre de 2028.

Una fase profundamente eclesial

El documento subraya que esta nueva etapa no debe entenderse como una obligación añadida desde Roma, ni como una mera repetición de lo ya vivido. Más bien, se trata de una invitación a integrar el estilo sinodal en la vida ordinaria de las comunidades, a través de procesos de discernimiento, formación, escucha y gobierno que encarnen una verdadera conversión pastoral. El texto insiste: “no puede ser un camino limitado a un núcleo de seguidores”, sino que debe involucrar a todos los bautizados, incluyendo a quienes tradicionalmente han quedado fuera del diálogo eclesial: personas privadas de libertad, enfermos, excluidos, universitarios, comunidades digitales y sectores que expresan dudas o resistencias.

El rol del obispo y los equipos sinodales

En cada diócesis, el obispo —como pastor y servidor del Pueblo de Dios— es el principal responsable de conducir esta etapa, acompañado por los consejos diocesanos y, especialmente, por los equipos sinodales. Estos últimos tendrán un papel fundamental: deberán ser reactivados, fortalecidos o creados, según la realidad de cada Iglesia local. Laicos y laicas, religiosos, sacerdotes, diáconos y jóvenes con distintos carismas y culturas conformarán estos equipos, reflejando la riqueza del Cuerpo de Cristo.

El documento incluso alienta a que, cuando sea oportuno, se pueda invitar como observadores a miembros de otras confesiones cristianas o religiones, como signo de apertura ecuménica y de construcción de unidad en la diversidad.

Jubileo de los equipos sinodales: 24 al 26 de octubre de 2025

Una de las fechas señaladas en esta etapa será el Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación, a celebrarse entre el 24 y 26 de octubre de 2025. Esta será una ocasión propicia para compartir experiencias, fortalecer los vínculos entre comunidades y caminar juntos, en peregrinación, hacia la Puerta Santa, como expresión concreta de una esperanza que no defrauda.

Una Iglesia que acompaña, escucha y promueve la formación

El cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, abre el documento con una reflexión esperanzadora: “En este mundo atrapado por la violencia, la guerra y la desconfianza, necesitamos una Iglesia que sea signo e instrumento de unidad para toda la humanidad”. En esa línea, se destaca la necesidad de promover el conocimiento del Documento Final de la Asamblea Sinodal de 2024, ofreciendo espacios formativos y herramientas pastorales que ayuden a las comunidades a interiorizar sus contenidos y traducirlos en acciones concretas.

La Secretaría General del Sínodo reafirma su compromiso de acompañar este proceso, facilitando encuentros, seminarios y momentos de discernimiento compartido entre diócesis y continentes. También apoyará la organización de las futuras asambleas de evaluación y de la gran Asamblea de 2028, donde se recogerán las experiencias de transformación vividas en clave sinodal.

Avanzar con confianza y esperanza

Finalmente, el documento invita a mirar el futuro con confianza. La fase de implementación no es un punto final, sino una nueva etapa del mismo camino sinodal. Una invitación a crecer como Iglesia en comunión, participación y misión. Como expresa el texto, “que la ocasión de caminar juntos hacia la Puerta Santa sea también la oportunidad de intercambiar dones y celebrar, como Pueblo de Dios, esa esperanza que no defrauda”.

Puede descargar el documento e el siguiente enlace: https://www.synod.va/content/dam/synod/process/implementation/pathways/250102—ESP-Pistas-para-la-fase-de-implementacion.pdf

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