Este viernes 26 de diciembre partió a la Casa del Padre a los 95 años, tras más de siete décadas de servicio a la Iglesia en Chile. La Diócesis de Rancagua agradece a Dios su vida de fidelidad, servicio y amor a la Iglesia.
El Obispado de Rancagua informa que este viernes 26 de diciembre falleció monseñor Miguel Caviedes Medina, obispo emérito de Los Ángeles, quien partió a la Casa del Padre a los 95 años.
La Iglesia local se une al dolor de su familia, amigos, fieles y comunidades que pudieron conocer su entrega generosa.
En primera instancia, monseñor Caviedes será trasladado a la Parroquia San Francisco de Rancagua para ser velado y despedido por quienes le conocieron. Luego será llevado a la Diócesis de Los Ángeles donde se realizarán los ritos fúnebres.
Un sacerdote para siempre
Nacido en Coltauco el 30 de enero de 1930, fue el tercero de once hermanos. Con tan solo 10 años ingresó al Seminario Cristo Rey de Rancagua, continuando luego sus estudios en el Seminario Pontificio de Santiago. Se formó en Filosofía y Teología en la Pontificia Universidad Católica de Chile y fue ordenado sacerdote el 18 de septiembre de 1954 por Mons. Eduardo Larraín.
Recordaba con especial emoción aquel día de su ordenación, que coincidió con las Fiestas Patrias, mientras en la plaza se izaba la bandera y él respondía con firmeza: “¡Presente!”.
De su camino como pastor, se puede destacar que fue: Profesor de Religión en el Liceo de Hombres de Rancagua y asesor de la juventud estudiantil católica (JEC), 1957-1970. Párroco de la Catedral de Rancagua, 1963-1965. Asesor de diáconos y animadores de comunidades cristianas, 1969-1980. Vicario pastoral de la diócesis, 1970-1973. Asesor diocesano de catequesis, 1974-1979. Miembro del Departamento Nacional de Comunidades y Ministerios (COMIN) de la CECH, 1975-1982. Párroco de Pichidegua, 1980-1982.
El Papa Juan Pablo II lo eligió Obispo de Osorno el 30 de octubre de 1982. Fue consagrado en la Catedral de Rancagua el 19 de diciembre de 1982 por Alejandro Durán, Obispo de Rancagua.
Luego fue nombrado Obispo de Los Ángeles, en 1994. Allí impulsó la creación de parroquias en sectores rurales y apoyó la evangelización a través de la revista pastoral Surcos. Tras su retiro en 2006, regresó a Rancagua, donde colaboró con Mons. Alejandro Goic acompañando a los diáconos permanentes.
La Diócesis de Rancagua agradece a Dios su vida de fidelidad, servicio y amor a la Iglesia. Que Cristo Buen Pastor lo reciba en su Reino y que su testimonio siga dando frutos en nuestro caminar pastoral.

