El obispo de Rancagua, Monseñor Guillermo Vera Soto, celebró el pasado martes 30 de abril, a las 12 horas, una Eucaristía por el Día del Trabajo. Ésta se realizó en la Catedral de Rancagua y a ella asistieron diversas autoridades regionales y locales, entre las que se encontraban el Gobernador Regional, Pablo Silva; el delegado Presidencial, Fabio López; el alcalde suplente de Rancagua, Emerson Avendaño; y el Seremi del Trabajo, Jaime Chamorro, además de representantes de las Fuerzas Armadas y de Orden, y de diferentes gremios de trabajadores de la región de O’Higgins.  

En la oportunidad, se destacó el trabajo como una de las dimensiones más importantes de la vida humana y parte integrante de nuestra fe. Por ello, se invitó a todos a acompañar con oración a todos los trabajadores de la Diócesis.  

El obispo diocesano recordó a los tres mártires de Carabineros de Chile, que perdieron la vida cumpliendo con su trabajo y pidió a los asistentes rezar por ellos y por la Patria.  

En la Eucaristía, los trabajadores representantes de diferentes rubros participaron activamente. Así, los trabajadores de la salud quisieron adherirse a la celebración de gracias, presentando el ofertorio con los elementos propios de su trabajo.  

LA HOMILÍA 

En su homilía el obispo de Rancagua señaló que “el 1 de mayo celebramos el Día del Trabajador y en la Iglesia recordamos a San José Obrero, el artesano de Nazaret.  

Recordó que todos los hombres y mujeres, creados por Dios, deben ir cada día desarrollando sus talentos y capacidades para contribuir a la grandeza del país. “Como dijo un día el papa San Juan Pablo II: el trabajo debe ayudar al hombre a hacerse mejor espiritualmente, más profundo, más responsable para que pueda realizar su vocación sobre la tierra”, indicó el obispo. 

Precisó además que “el trabajo, aun con sus componentes de fatiga, de monotonía, de obligatoriedad, le ha sido dado al hombre como un instrumento de elevación, de perfeccionamiento del cosmos, como colaboración a la obra creadora de Dios”.