Con Eucaristías solemnes, vigilias y momentos de oración comunitaria, las parroquias de la diócesis celebraron la venida del Espíritu Santo.
La Diócesis de la Santa Cruz de Rancagua vivió con profunda alegría la Solemnidad de Pentecostés, una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico. Esta celebración marca el cierre de los 50 días de Pascua y recuerda el momento en que el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles y la Virgen María, dando origen a la misión evangelizadora de la Iglesia (cf. Hch 2).
Las distintas comunidades parroquiales se unieron en una misma fe para conmemorar este acontecimiento fundacional. En cada templo, los signos visibles del Espíritu —fuego, viento, unidad y alegría— se hicieron presentes en las celebraciones, donde niños, jóvenes y adultos participaron activamente.
Las vigilias marcaron la celebración de los más jóvenes, así como los encuentros pastorales, el compartir fraterno y las celebraciones de las distintas comunidades d esta fiesta que es conocida como el cumpleaños de la Iglesia. Todo ello reflejó la acción viva del Espíritu Santo, que sigue animando a la Iglesia a través de sus siete dones: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.