En una histórica visita a Peralillo, el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, reflexionó sobre la importancia de la fe, la misa dominical y los valores transmitidos por la familia, pilares fundamentales para construir un Chile más unido y lleno de esperanza.
Un llamado a volver a la misa dominical como un espacio transformador y fundamental para la fe realizó el Cardenal Fernando Chomalí, quien visitó el pasado martes 21 de enero Peralillo, en una jornada que estuvo cargada de emoción y gratitud. “Si yo logro que los que se dicen católicos vayan a misa todos los domingos van a pasar cosas extraordinarias en Chile. Y el porcentaje que va es poco, y tenemos que cuestionarnos nosotros, cómo hacerlo para que las personas cuando vengan a misa se den cuenta que es un valor”, puntualizó en la ocasión.
Durante su visita, el arzobispo de Santiago estuvo rodeado de fieles, autoridades locales y su propia familia, con quienes tuvo distintas instancias para compartir. Además, celebró la Santa Misa en la Parroquia San Francisco Javier, acompañado de Monseñor Guillermo Vera y del Párroco René Gaete; junto a otros sacerdotes y diáconos.
En su homilía, el Cardenal contó a los presentes sobre los orígenes de su familia en la zona de Colchagua: “Mis abuelos llegaron a esta tierra en 1907. Mi abuelo Natalio Chomalí se instaló en Chépica, mientras que mi abuelo paterno lo hizo en Requínoa. Aquí encontraron un lugar donde trabajar, educar a sus hijos y construir una vida más tranquila, lejos de la persecución que vivieron en su tierra natal”, recordó.
Destacó cómo esas historias marcaron su identidad y su fe. “Mi padre, que dejó Chépica a los 17 años para estudiar en la Universidad de Chile, siempre se declaró colchagüino, y eso lo llevo muy metido en el corazón”. El Cardenal le comentó a los fieles sobre que “mi abuelo, tal vez por esos años, se imaginaba cualquier cosa, pero menos que un nieto 100 años después iba a llegar a esta tierra bendita como Cardenal a celebrar una misa“, afirmó emocionado.
LA MISA DOMINICAL: EL CORAZÓN DE LA VIDA CRISTIANA
Uno de los mensajes más potentes de su intervención fue para destacar la importancia de participar en la Santa Misa dominical. En ese contexto, el Cardenal hizo hincapié en que debemos “terminar con esa superficialidad de ser católico a mi manera, eso no resulta. No resulta porque lo que Dios ofrece es mucho más de lo que nosotros esperamos y queremos”.
Y agregó que “los seres humanos no necesitamos cosas, necesitamos amar y ser amados. Las cosas nos anestesian por un rato, pero después se nos pasa. Las propagandas que vemos en internet, en las redes, etcétera; nos marean, pero nos dejan después, solo nos encandilan. Solamente Jesucristo nos ilumina nos da un norte de nuestra vida, se norte es Jesucristo que se declara camino, verdad y vida.”
FORTALECER LA ESPERANZA Y LA FRATERNIDAD
Otro aspecto abordado fue la urgencia de recuperar la fraternidad y la esperanza en un país marcado por la desconfianza. “Si hay algo que se ha perdido en nuestro país, es la fraternidad. Nos hemos sumido en una profunda desconfianza, y eso no podemos transmitirlo a las futuras generaciones. Tenemos que enseñarles que el otro es bueno, que el otro nos aporta a la vida y no es una amenaza”, señaló.
El Cardenal recordó que, a pesar de las dificultades, los católicos están llamados a ser portadores de esperanza. “Chile no se está cayendo a pedazos. Los católicos somos realistas, hay problemas serios, sin lugar a duda, pero nuestra esperanza sigue vigente. Chile tiene un alma espiritual muy profunda y esa alma es la que va a salvar a nuestro país de todo aquello que nos impide vivir alegres, vivir tranquilos en la fe del pueblo, que se manifiesta en múltiples formas, aquello que le da devolver el rumbo que muchas veces sentimos que hemos perdido.”, expresó.
Monseñor Fernando Chomalí subrayó que la fe se transmite a través del ejemplo. “Los jóvenes creen más en lo que ven que en lo que escuchan. Un ejemplo claro de un católico comprometido es ir a misa los domingos. Si nosotros no somos personas de fe y esperanza, nadie más lo será. Esa es la herencia más valiosa que podemos dejar a las futuras generaciones”, aseguró.
GRATITUD DEL PASTOR
El encuentro con los fieles de Santa Cruz y Peralillo fue también una ocasión para valorar los lazos de comunidad que genera la Iglesia. Concluyó su intervención con un mensaje de gratitud y fe: “Gracias muchas veces, muchas gracias por esta hermosa tarde, que en lo personal, ha fortalecido mi fe y también agradecer a Dios por todo lo que cuanto él me ha dado”.