Misa Crismal se celebró en la parroquia San Fernando Rey congregando a fieles y sacerdotes en el marco del Jubileo de la Esperanza.
La Misa Crismal, que históricamente se realiza en la Catedral de Rancagua, se celebró en la parroquia San Fernando Rey este pasado viernes 11 de abril. Ante un templo completamente colmado de fieles y sacerdotes de toda la diócesis, quienes renovaron sus promesas sacerdotales, se vivió una jornada marcada por la fe y la comunión eclesial.
La celebración fue precedida por una significativa peregrinación, que partió desde la parroquia San Agustín hasta el templo San Fernando Rey. Esta procesión se enmarcó en el Jubileo de la Esperanza, una ocasión especial que permitió a los participantes ganar la indulgencia plenaria.
La eucaristía fue presidida por el obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera, quien destacó la importancia de este encuentro como signo de unidad y esperanza para la diócesis. Durante la ceremonia, se realizó la solemne bendición del Santo Crisma y de los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, elementos esenciales para la vida sacramental de la Iglesia.
En parte de la Homilía de Monseñor Guillermo Vera Soto él se refirió primero a la gente y luego a los sacerdotes “Mirándolos a ustedes, decirles gracias, gracias por estar aquí, gracias por acompañar a sus sacerdotes en este momento de oración tan importante para nosotros. Gracias por su cariño, por su cercanía, por su paciencia, porque nos quieren, porque nos aguantan, porque nos perdonan, porque están ahí siempre, junto a sus curas, y hoy en la Misa Crismal. Y permítanme, queridos hermanos y hermanas, que en esta ocasión hable de manera especial a mis hermanos sacerdotes”.
Continuó diciendo “Consideren, hermanos, su vocación. Con estas palabras deseo también comenzar hoy, queridos sacerdotes, de esta diócesis de la Santa Cruz de Rancagua, invitándoles a meditar sobre el don que cada uno de nosotros ha recibido al ser llamado por Dios, a fin de que reconozcamos una vez más la grandeza de nuestra vocación y nos llenemos de agradecimiento hacia aquel que, al igual que en María, ha hecho en nosotros cosas grandes”.
La Misa Crismal, que tradicionalmente se celebra durante la Semana Santa, es una de las liturgias más significativas del año, ya que reúne al clero diocesano junto a los fieles para celebrar y renovar el compromiso del servicio sacerdotal, además de preparar los óleos que serán usados a lo largo del año en los distintos sacramentos. En esta oportunidad se adelantó, de manera que los sacerdotes puedan estar en sus parroquias para los días santos.
El Encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica en Chile, Monseñor Giuseppe Silvestrini presente en la celebración comentó “Me invitó Monseñor Guillermo Vera, obispo de Rancagua, a participar en la Misa Crismal con todo el clero de la diócesis. Al consultarle cómo sigue el Papa nos dijo “El Papa va mejorando, tenemos que seguir rezando por él”.
La gran cantidad de asistentes, entre los que destacaron estudiantes, religiosas, diáconos, agentes pastorales y autoridades, marcaron esta histórica celebración en San Fernando.